Mar. 19. Mar 2024, Santa Fe - Argentina
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ARGENTINA: RÍO PARANÁ Y SOBERANÍA

ARGENTINA: RÍO PARANÁ Y SOBERANÍA

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SANTA FE-ARGENTINA (por Esteban D’Arret, PrensaMare) A inicios del año 2021, un colonizado ‘periodista’ de pluma del diario El Litoral (de Santa Fe, grupo Clarín), “analizó” y opinó sobre la circulación en el río Paraná. Allí se burló de lo que el peronismo considera “soberanía”, proponiendo –lógicamente- que dichas aguas sigan bajo control de intereses extranjeros.

O sea: continuar con el negocio y entrega que realizó la gestión de Carlos Saúl Menem por 25 años, en contra de los intereses nacionales. Los plumíferos que se encargan de atacar a dicho exmandatario, acusándolo de corrupto, defienden sus acciones…

Lo cierto es que más allá de toda la maniobra operativa empresario-mediática para que Argentina no revierta la política fluvial en dicho río, cada vez más voces (sin prensa hegemónica) se hacen oir, tratando que el presidente Alberto Fernández no lleve adelante la política que impulsa y defiende el actual Ministro de Transportes, Mario Meoni.

Rebobinemos y digamos que si bien los medios y una clase dirigencial han hecho creer que han desaparecido ciertos términos, ello no es verdad. “Imperialismo”, “soberanía”, “cipayos”, “entrega”, y “negociado” (entre otros), siguen vigentes.

El hacerlos desaparecer de opiniones y discursos, no significa que ellos no existan. El país se encuentra ante el presidencial decreto DNU 949/2020, que el ministro Meoni (solo él?) decidió interpretar de una forma que significa continuar con la política que estableció Menem para la actividad portuaria interna del país.

Se trata de la política para más de 2 decenas de puertos que permiten la carga de barcos con productos agropecuarios, y el ingreso de productos importados. Una política que al no establecer controles estrictos permite que “el zorro cuide el gallinero”…

Tanto es así que se sospecha que por tales (descontrolados) puertos sale mucha más mercadería producida en tierras argentina y paraguayas, de la que se declara. Lo que significa evasión y contrabando. Y a la recíproca, se sospecha que ingresa lo que se les ocurre a quienes son importadores, produciéndose –también- evasión y contrabando.

Tales hechos afectan la soberanía argentina; pero además, se le quitan recursos al Estado (para obras, salud, educación, investigación…); y por otra, se atenta contra puestos de trabajo (al ingresar mercaderías importadas subsidiadas en sus países de producción, que impiden la competencia con la producción argentina).

El 30-4-2021 vence la concesión otorgada por Menem hace 25 años. La idea del ministro Meoni es continuar con dicha política y que “los privados” sean los que sigan manejando este negocio multimillonario en decenas de miles de dólares anuales. Para ello la gestión de dio funcionario apuesta a una privatización ‘encubierta’.

Para la prensa y la clase dirigencial colonizada, el hablar de “soberanía” en pleno siglo 21 constituye un ‘atraso’ (¿?). Inclusive afirman que ante un mundo hiper-globalizado, con economías cada vez menos independientes, la “soberanía” no existe. Acusan a quienes de ella hablan que “atentan contra la generación de puestos laborales”, que “impiden las inversiones extranjeras”, que “atrasan décadas con un discurso nacionalista”…

Su mediocre e insustentable opinión solo está respaldada en que ellos consideran que ‘soberanía’ es la colocación de la bandera argentina en determinados sitios.

Habría que recordarles que actualmente (y durante los 25 años de gestión privada), los puertos mantuvieron la bandera argentina, pero era una simple ‘cobertura’. Porque lo sustancial, lo importante, estaba en otro lado.

El tema de la soberanía nacional sobre el río Paraná es algo mucho más profundo. Significa establecer políticas de control de egreso e ingreso de mercaderías; significa que se pague lo que corresponda por lo que re-al-men-se te exporta y/o se importa. Pero también, significa que quienes intervienen en el negocio (exportadores, transportistas, empresas navieras…) respeten las normas argentinas respecto a medio ambiente.

Soberanía no es solamente ejercer la propiedad territorial del suelo argentino, sino defender lo que el mismo produce. Soberanía no es una palabra simbólica que se esconde tras una bandera, escudo o escarapela; significa defender el trabajo. No solo el trabajo en el campo, sino en la industria. Porque una política para el río Paraná implica disponer de dragas y naves, fabricadas en Argentina, por trabajadores argentinos.

Efectuemos algunas preguntas que posiblemente puedan servir para que se entienda un poco más qué significa el término “soberanía”:

Cuanta soja ingresa desde Paraguay -en barcazas-, al país…?

Cuanta soja, trigo, maíz, sorgo, lino, y demás granos salen del país…?

Los barcos respetan el ambiente, en sus circulaciones…?

Conoce la AFIP el pesaje de todo lo que circula en cientos de barcos…?

Los exportadores pagan lo real o evaden, al no ser controlados…?

Conoce cada provincia ribereña cuánto pierden de impuestos…?

El Senasa está al corriente de la calidad animal y vegetal que se importa…?

La Unidad de Información Financiera sabe cuánto se lava por contrabando…?

Sabe el Estado cuánto perdió (de ingresos) en 25 años de descontrol…?

Bueno… al parecer, en el 2020, el presidente Fernández, no teniendo respuestas para esas y un sinnúmero de preguntas similares sobre el tema, decidió que un nuevo organismo federal (integrado por el estado nacional y las 7 provincias ribereñas), debería hacerse cargo del control del río Paraná.

Pero –también al parecer-, ‘algo’ ha ocurrido y el ministro Meoni “adecuó” el decreto presidencial a su intención de continuar con la misma idea que estableció Menem, dos décadas y media atrás.

Meoni actúa por si sólo, porque cuenta con el respaldo de su jefe político Sergio Massa, o Fernández decidió ser el impulsor de esa “adecuación”…?

En los años de 1800, los barcos de los invasores europeos remontaron el río Paraná buscando establecer por la fuerza “la libre circulación”. Una actividad que en verdad constituía un ataque a la soberanía argentina para garantizar sus negocios y el control del comercio mundial.

En la histórica gesta de la Vuelta de Obligado, ello era lo que estaba en juego. Nada más y nada menos que la soberanía. Es cierto que los tiempos han cambiado, pero la soberanía sigue existiendo.

De allí que no es llamativo, sino coherente, que quienes dicen que ella no existe, sean quienes más luchan por destruirla.

El ataque que el renovado unitarismo macrista-radical-mediático lleva adelante contra el gobierno formoseño de Guido Insfrán, no es casual. Por un lado, pretenden ‘sojizar’ la provincia; pero por el otro, le envían un claro mensaje a funcionarios del gobierno nacional, respecto a lo que significa oponérseles a su ambición de continuar aplicando en el río Paraná, la política de Carlos Menem.

No son casuales las excelentes relaciones de Mauricio Macri con el cuestionadísimo mandatario paraguayo Mario Abdo Benítez. Un país vecino que linda con Formosa, y que avanza decididamente hacia la sojización total de su territorio.

A pocos días de vencerse la concesión otorgada por Menem, son cada vez más los peronistas que siguen sin entender si el ministro Meoni actúa “por si solo”, o por decisión (nueva) del presidente Fernández. En medio de esta duda, los únicos gobernadores de las provincias ribereñas que defienden un cambio total para gestionar el río Paraná, son Axel Kicillof (Buenos Aires), Jorge Capitanich (Chaco), e Insfrán (Formosa).

Los restantes (Omar Perotti-Santa Fe, Gustavo Bordet-Entre Ríos, Gustavo Valdés-Corrientes, y Oscar Herrera Ahuad-Misiones) apuestan a que absolutamente nada cambie. Para ellos la soberanía no es un tema de interés…

Y los legisladores provinciales y nacionales de dichos territorios, dónde están…?

La política antinacional y antipopular de Menem hizo que el país se quede prácticamente sin flota argentina. De allí que por el Paraná es ínfima la cantidad de barcos argentinos que lo circulan; predominan de manera contundente los de banderas extranjeras sin control alguno. Ello es la muestra clara que la sobernía ha sido vapuleada.