Vie. 29. Mar 2024, Santa Fe - Argentina
Editorial

FERNÁNDEZ ME CAUSÓ VERGÜENZA, RABIA…

FERNÁNDEZ ME CAUSÓ VERGÜENZA, RABIA…

SANTA FE-ARGENTINA  (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  Debo reconocer que he sentido (y siento) vergüenza, rabia, asombro e impotencia.

He escuchado al presidente argentino Alberto Fernández utilizar una expresión (ante su par español, Pedro Sánchez), del escritor Octavio Paz. Una manifestación propia de los colonizados, derechistas, negacionistas y adoptada alegremente por el cholulaje de mediopelo porteño.

Textualmente dijo: "Escribió alguna vez Octavio Paz que los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos. Esos barcos que venían de Europa, así construimos nuestra sociedad".

Lo cierto es que lo expresado por el mandatario fue una “adaptación libre” de una canción del músico argentino Litto Nebbia –de los años ’80-, donde decía: "Los brasileros salen de la selva, los mexicanos vienen de los indios, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos" (tema: ‘Llegamos de los barcos’).

Una manifestación –por cierto- que el mexicano la dijo en tono de burla o broma; y que nada tiene de científico, y donde Nebbia pretendió sintetizar un pensamiento desafortunado.

Se podía haber esperado una expresión semejante, en un acto político de cualquier mandatario neoliberal, o derechista; menos de alguien llegado con el apoyo ampliamente mayoritario del peronismo.

Es posible que en pleno siglo 21 un mandatario democrático niegue a los pueblos originarios…? Evidentemente si; está la prueba.

Posiblemente ello se deba a que Fernández -nacido en la capital argentina, estudiante de Derecho y amante de Bob Dylan-, no ha tenido tiempo de leer en su juventud algo de historia de escuela primaria y/o secundaria. Ha dicho que el músico estadounidense fue “alguien que cambió la cabeza de muchos. Penetró en la cabeza de muchos pero también penetró en el alma, porque lo que hizo fue con su poesía penetrar el alma de muchos de nosotros que vimos en él a alguien que escribía aquellos que sentíamos”…

Posiblemente si hubiera tenido interés o deseos –como miles y miles de argentinos de las décadas del ‘60 y ’70-, se podría haber enterado que en esos libros se referenciaba sobre los pueblos originarios.

Inclusive, sin ir tan lejos, podría haber leído el Censo Nacional 2010, donde respecto a los pueblos originarios de la Región Metropolitana (Ciudad de Buenos Aires y 24 partidos del Gran Buenos Aires), registró casi un millón de personas dentro de la población originaria; lo que representa el 2,38% del total poblacional que “forman parte de los 31 pueblos indígenas distribuidos en el país. Los pueblos registrados son: Atacama, Ava Guaraní, Aymara, Chané, Charrúa, Chorote, Chulupi, Comechingón, Diaguita-Calchaquí, Guaraní, Huarpe, Kolla, Lule, Maimará, Mapuche, Mbyá Guaraní, Mocoví, Omaguaca, Ona, Pampa, Pilagá, Quechua, Rankulche, Sanavirón, Tapiete, Tehuelche, Toba (Qom), Tonocote, Tupí Guaraní, Vilela, Wichí, entre otros. El Gobierno Nacional ha adoptado como política de Estado la inclusión, la visibilización y la reparación histórica de los derechos de los pueblos originarios así como también ha promovido un diálogo intercultural para hacer posible la construcción conjunta de políticas públicas” (Censo 2010, UBA Sociales, Indec, Abril 2015).

Lo hecho por Fernández es una negación de los pueblos originarios, y una negación de la historia argentina y americana. Ha sido una expresión propia de un colonizado cultural.

Personalmente –y mi apellido así lo demuestra- soy descendiente de italianos; pero también de españoles. Tres de mis abuelos eran europeos, y una argentina; todos mis bisabuelos eran europeos.

Pero no se me ocurriría decir que esa realidad personal (como la de millones de argentinos), sea la única, y auténtica verdad. Allí están los perseguidos, esclavizados, desarraigados pueblos originarios, víctimas del colonialismo español. Allí están quienes por ser de raza negra fueron esclavizados, traficados y silenciados por la historia oficial; inclusive fueron enviados al frente de batalla en la llamada ‘guerra de la triple alianza’.

Acciones iniciadas por los españoles –a fuerza de espada y cruz-, pero que continuaron alegremente desde el porteñismo entreguista ligado a los españoles y a los británicos.

Tendrá conocimiento el mandatario argentino que José de San Martín -antes de cruzar la cordillera de Los Andes e iniciar su gesta libertadora-, se reunió con comunidades indígenas a las que les pidió permiso para atravesar sus territorios…?

Sabrá que esos pueblos ayudaron materialmente y humanamente dicha gesta…?

Sabrá de las tres resistencias en los valles Calchaquíes entre 1.562 y 1.667, y el desarraigo impuesto por los españoles a los quilmes, diaguitas y calianos …?

Sabrá que los huarpes -que habitaban en Cuyo-, antes de 1.600 ya eran capturados y enviados –por los españoles- como esclavos a Santiago de Chile…?

Sabrá que a mediados de 1.500, a causa de las persecuciones del colonizador español, comunidades de diaguitas debieron reubicarse en la actual Tucujmán…?

Sabrá que los propios españoles consideraban la existencia de tres razas: la “española”, la “india” y la “negra”…?

Pero llegando a tiempos más cercanos:

Sabrá que existe el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, que ha identificado a 1.653 comunidades indígenas (donde 1.456 poseen personería jurídica), en el ámbito del Registro Nacional de Comunidades Indígenas y de registros provinciales…?

Sabrá que en Argentina se considera la existencia de cuatro grandes grupos que se clasificaban en pueblos de la Mesopotamia, pueblos de la cultura andina, pueblos del Gran Chaco, y pueblos del sur…?

Finalmente (solo ante este desatino opinatorio presidencial) puede agregarse para conocimiento de Fernández que la prestigiosa genetista de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina), Doctora Verónica Martínez Marignac, escribió: “las poblaciones urbanas de La Plata muestran un 80% del componente europeo en los estratos sociales más altos y un alto nivel de introgresión indígena (hasta un 70 %) en niveles socioeconómicos menos acomodados” («Derechos de las minorías aborígenes: aportes de la genética molecular a la identificación amerindia», 1999 y 2001, Martínez Marignac).

Releo lo dicho por el mandatario argentino y sigo sintiendo vergüenza, rabia, asombro e impotencia.