Vie. 29. Mar 2024, Santa Fe - Argentina
Opinión

CHINA, EL MUNDO Y EL PRESENTE DE XI JINPING (Rodolfo O. Gianfelici)

CHINA, EL MUNDO Y EL PRESENTE DE XI JINPING (Rodolfo O. Gianfelici)

SANTA FE-ARGENTINA (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  En China se ha efectuado el 20º Congreso del PCCh (Partido Comunista), y Xi Jinping ha sido ratificado para un nuevo mandato (el tercero).

Como pocas veces en el tratamiento mediático mundial, este evento ha recibido una consideración mayúscula por parte de la prensa occidental. Así lo dispusieron las cadenas internacionales y lo replicaron los multimedios (y otros medios) en cada país dependiente.

Porqué se produjo esto...? Por razones simples. La primera, que China es hoy por hoy la potencia líder del mundo, que a fuerza de tecnología, comercio, desarrollo, política e imaginación ha desplazado a EEUU (y sus aliados) que solamente se han quedado con la supremacía (y expansión) militar-ideológica-financiera.

La segunda, porque EEUU (y sus aliados) retroceden, mientras China, avanza pensando en los próximos 50 años, y –por si fuera poco- habiendo establecido una alianza estratégica con Rusia.

La tercera, que el mundo reclama la multipolaridad, a la que se opone EEUU (y sus aliados), y China es quien más impulsa esa nueva construcción.

La cuarta, que agrupamientos regionales (Mercosur...), y de países (BRICS...) avanzan con diferentes aceleraciones en la elaboración de propuestas de cooperaciones para fortalecer sus propios caminos de construcciones políticas.

La quinta, que el dólar sigue perdiendo espacio, consolidándose acuerdos y transacciones comerciales entre países que los hacen con otras monedas.

La sexta, que China aprovechó la política del libre mercado que instaló el capitalismo a nivel mundial, para expandirse y llegar con negocios e inversiones a la mismísima América (que EEUU considera como espacio ‘propio’).

La séptima, que la guerra provocada por EEUU (y sus aliados) en Ucrania, se ha transformado en un hecho descontrolado económica y financieramente que golpea fronteras adentro, agravando las ya delicadas situaciones que soportaban.

Finalmente, la octava, que EEUU necesita demonizar a quienes considera sus nuevos enemigos, y allí aparace China (junto a Rusia, Irán, Corea del Norte, Nicaragua, Venezuela), máxime ante el fracaso en Siria y los hechos en Ucrania.

Es así que occidente apunta todo su poder contra Xi Jinping, que se ha transformado en el primer líder chino en dirigir el país durante más de dos mandatos después de Mao Zedong (líder de la Revolución de 1949).

Claro que dentro de esa política para contitnuar reafirmando que dicho político es un ‘dictador’ (¿?), se acalla que el Congreso del PCCh es mucho más que una simple elección. Porque elige a los integrantes del Buró Político del Partido y a la vez, define las bases de los planes quinquenales.

Lo cierto es que occidente, poco y nada puede hachacarle a Jinping, en tanto y en cuanto es un dirigente surgido bien de abajo, que respondió satisfactoriamente a todas las exigencias a las que fue sometido por sus superiodes, a lo largo de décadas. Llegó al cargo por capacidad propia, por inteligencia, por ejecución. No “nació dictador”...

Tanto en 2013, 2018, como 2022 ha sido electo por los más de dos mil delegados del PCCh para ejercer sus mandatos. Y en este caso, su propuesta (hasta 2035), es la de avanzar en la modernización socialista para consolidar al país como una gran potencia.

Un hecho que preocupa y en cierta forma es inentendible en occidente, donde la máxima preocupación (la única?) es la de acumular ganancias a costa de otros países a los cuales se deben someter. Y donde –para peor- asisten a una concatenación de ‘crisis’ que no pueden resolver y agudizan sus presentes y futuros.

Pero aún existe más desentendimiento, si se tienen en cuenta las palabras de Jinping expresadas en el Centenario del PCCh (junio de 2021): «El Partido y el pueblo chino demostraron al mundo que el pueblo chino era capaz no solo de desmantelar el viejo mundo, sino también de construir uno nuevo, que solo el socialismo podía salvar a China y que solo el socialismo podía desarrollar a China. Trabajaremos construir un nuevo tipo de relaciones internacionales y una comunidad humana con un futuro compartido, y utilizar los nuevos logros de desarrollo de China para brindar al mundo nuevas oportunidades”.

Las palabras del líder son contundentes: exalta el socialismo como solución a los problemas de China. No piensa en su expansión o exportación a otros países. Lo que contradice totalmente con las políticas y pensamientos de los dirigentes estadounidenses, europeos y de algunas otras potencias imperiales, militaristas y/o colonialistas.

Donde este nuevo Congreso del Partido constituyó una contundente victoria de Jinping, y de reafirmación de sus principios soberanistas, asestando una gran derrota a Hu Jintao (ex titular), y sus seguidores que han sido desplazados de los cargos.

De esta forma, se consolida la visión de Jinping y ha sido derrotada la visión ‘occidentalista’, seguidora de ideas washingtonianas, e impulsora de cambios ‘a lo Gorbachov’ en China.

En este sentido, occidente muestra su incapacidad intelectual, sus limitaciones y su ‘analfabetismo’, al presentar a Jinping como un simple “dictador” que pone ‘en riesgo al mundo’ (¿?), cuando no solo conduce al país con más habitantes del mundo, sino que ha expuesto sus pensamientos, ideas y propuestas en la serie «La Gobernanza de China» (cuatro libros publicados en 2014). Pareciera que en su enceguecimiento, occidente no ha entendido que está ante un estadista, que ha transformado al país, que ha desplazado a EEUU como potencia mundial, que sigue construyendo su propio socialismo chino, que ha depurado de corruptos a las administraciones, que dispuso una organización interna para el PCCh, y que ha llevado adelante una amigable pero creciente política exterior.

Si todo ello ya lo hace un dirigente que trasciende China, y la propia Asia, su gestión ha puesto a muchas de las izquierdas americanas (las europeas ya no existen...) en un inentendimiento mayúsculo.

Porque ellas se han formado, desarrollado, dividido, amigado, construido, experimentado, pero principalmente dividido, en principios marxistas, trotkistas, estanilistas, titoistas, guevaristas; cada unos de ellos con sus diferentes expresiones: a la chilena; según Tupamaros; con el socialismo nacional de Montoneros; a la boliviana; según las FARC, el M19 y el ELN; a la bolivariana y chavista; a la sandinista; a la zapatista...

En otras palabras: Cómo hacen las izquierdas para entender el socialismo chino que impulsa Xi Jinping...?

Ello es otra gran incógnita que, posiblemente nunca encuentre respuesta. Y allí radica una de las grandezas de esta construcción de dirigentes y pueblo chinos. 

Jinping tiene 69 años, que se sumó al PCCh en 1974. Hijo de uno de los fundadores del Partido, que llegó a ser viceprimer ministro; mientras que su madre fue líder del mismo. Hasta que durante la Revolución Cultural fueron condenados a realizar trabajos forzados.

Con solo 15 años (1968) se fue a trabajar –por 7 años- como agricultor en granjas comunistas viviendo en una cueva. Sufrió los antecedentes familiares y le rechazaron en varias oportunidades su ingreso al PCCh; lo que recién logra en 1974. Estudió ingeniería química; fue Secretario de Geng Biao, Ministro de Defensa (1979-1982); en los años de los ’80 el Partido lo destina en diferentes provincias; en 1999 es elegido gobernador de la provincia de Fujian; a partir de 2002, es Secretario General del Partido en la provincia de Chekyon; en 2007 asume el gobierno de Shanghái; en 2008 integra el Buró político del Partido y es vicepresidente de la República.

En 2012 es elegido Secretario General del Partido; al año siguiente preside la Comisión Militar Central y se convierte en Presidente de la República Popular China.

Su primer mandato se caracterizó por las reformas administrativas y su efectiva lucha contra la corrupción de funcionarios, que significó expulsiones del Partido, cárcel, caídas de importantes funcionarios civiles y militares. En 2014 lanzó desde el PCCh un relevamiento de la pobreza extrema. Lo que significó en planes para garantizar ingresos, educación, alimentación, empleo, vestimenta, y salud.

Llamativamente mientras la probreza extrema fue erradicada, creció la cantidad de súper-ricos y el ensanchamiento de los sectores medios. El tema es que estos poseen poder económico, pero no político; ello está impedido. No pueden construir poder de clase.

Inclusive en el Congreso del PCCh de 2017, con perfecta claridad, Jinping expuso que los desafíos del socialismo chino eran diferentes a los anteriores, a causa de las evoluciones. Fue allí donde habló de “desarrollo desequilibrado” y las “necesidades de la gente”; refiriendo inclusive a “una vida mejor” para los chinos.

Expresiones que a a más de un izquierdista americano, hasta le podría sonar a cierto ‘desviacionisno’.

Pero así como se preocupó –y preocupa- por los cambios de necesidades en su gran nación, en el 2013 sorprendió al mundo (y particularmente a EEUU y la Unión Europea), al lanzar su propuesta comercial (y geopolítica) de la Nueva Ruta de la Seda.

Tomando como referencia y enseñanza la antigua Ruta de la Seda, propuso al mundo una nueva forma de comercialización a los cinco continentes, teniendo a China como centro. Propuesta de la que muchos dirigentes occidentales descalificaron, no entendieron y hasta rechazaron. Pero que, antes de una década de ese lanzamiento China avanzó en acuerdos y adhesiones, con más de setenta países, lo que incluyen estratégicas obras de infraestructura. Un proyecto en marcha (pese a sus detractores) pensado a tres décadas y donde ha quedado fuera... EEUU.

Pero no solamente se trata de nuevas rutas para circulación de bienes, sino que ello incluye la llamada ‘economía verde’, nuevas tecnologías y acceso a internet de quinta generación.

Todo ello –a nivel interno y externo-, sin que la pandemia de coronavirus haya significado un freno de importancia. Por el contrario, el surgimiento de dicho misterioso virus sirvió para que China mostrara al mundo sus avances científicos. Y su capacidad de reacción y su solidaridad con el mundo. Todo lo cual contrastando con EEUU y la lamentable Europa, corriendo detrás del problema, aunque liderando las acusaciones (sin prueba alguna) en contra de China respecto al origen de la pandemia.

En esa instancia clave para el mundo, cuando más se necesitaba de la colaboración y complementación, el capitalismo mostró sus limitaciones, su desprecio, su egoísmo, su incapacidad. Fue así que los chinos terminaron produciendo tres vacunas propias; participó de cooperación científica internacional; aportó respuestas. Y a la hora de proveer dosis, jamás apeló a una visión (o chantaje?) ideológico, como hicieron los laboratorios y países occidentales.

Inclusive pudo atender la realización de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Invierno (en Beijing en 2022). Pero si de números se habla –a los que tanto gustan apelar los occidentales-, la cantidad de muertos por millón de habitantes, presentaba (al 10-10-2022):

·         Perú (6.501),

·         Bulgaria (5.533, *),

·         Hungría (4.933, *),

·         Moldavia (4.614, *),

·         Georgia (4.581, *),

·         Montenegro (4.508, *),

·         Croacia (4.404, *), 

·         República Checa (3.948, *),

·         Eslovaquia (3.783, *),

·         Lituania (3.343, *),

·         Letonia (3.220, *),

·         EEUU (3.214),

·         Brasil (3.213),

·         Eslovenia (3.262, *),

·         Chile (3.203),

·         Grecia (3.152),

·         Polonia (3.134, *), 

·         Reino Unido (3.119),

·         Italia (3.028),

·         Ucrania (2.870, *),

·         Argentina (2.837),

·         Bélgica (2.827),

·         Rusia (2.622, *),

·         México (2.535),

·         España (2.421),

·         Francia (2.322),

·         Uruguay (2.156),

·         Alemania (1.825), y

·         China (11,02).

Los datos son contundentes en cuanto a las consecuencias del Covid-19 en dichos países. Pudiéndose concluir que nadie en forma seria puede endilgarle a China (que tuvo 8,2 millones de casos y 27.172 muertos), haya actuado en forma deficiente. Por el contrario, tanto EEUU como las principales potencias europeas sufrieron consecuencias durísimas.

Si se tiene en cuenta que en dicho listado aparecen con números gravísimos numerosos territorios y/o países que en décadas anteriores eran socialistas (*), se puede concluir que sus pasos al sistema capitalista les ha traído consecuencias durísimas

Mientras tanto, los ‘analistas’ insisten en que China no existe socialismo y que avanza hacia el capitalismo.