MILANO-ITALIA (Especial para PrensaMare) Recientemente el mundo tomó noticias que el presidente de China, Xi Jinping, recibió al estadounidense Henry Kissinger.
Un encuentro que se produce en medio que Washington ha venido redoblando sus ataques contra China.
De dicho encuentro, el visitante exdiplomático estadounidense señaló que la relación entre Pekín y Washington es “vital para la paz y la prosperidad” del mundo.
Kissinger ha sido una persona de máxima importancia en la política exterior de EEUU entre 1969 y 1977; inclusive fue el estratega para el acercamiento entre su país y China (en aquél momento como una maniobra que pretendía aislar a la Unión Soviética).
Este viaje –se dice- tuvo como objetivo el de mejorar las afectadas relaciones entre Washington y Pekín a causa de las acciones de Donald Trump (antes) y de Joseph Biden (ahora).
Kissinger también fue recibido por el Secretario de Defensa chino, Li Shangfu, y el Director de la Oficina de la Comisión Central de Asuntos Exteriores del Comité Central del Partido Comunista, Wang Yi.
Del lado chino esperan que las influencias de Kissinger sirvan para mejorar las relaciones y bajar las tensiones, que de lo comercial se van desviando indefectiblemente hacia lo militar.
El mundo avanza a pasos agigantados hacia importantes cambios, a los cuales sectores del poder estadounidense se niegan a aceptar y comprener. Terminada la ‘guerra fría’, y el período de “reacomodamiento” posterior, ahora se avanza hacia la multipolaridad. Se asiste al fin de la ambición anglosajona mundial de la unipolaridad centrada en Washington.
Ello produce cambios y se deben adoptar decisiones difíciles con un mundo que se encamina hacia una construcción superadora de lo vivido hasta ahora.
Xi reclama que de cara al futuro, China y Estados Unidos puedan complementarse para logros mutuos y prosperidad común. Para lo cual deben establecerse 3 principios claves: de respeto mutuo, de coexistencia pacífica y de cooperación beneficiosa para ambas partes.
En reiteradas oportunidades las dirigencias chinas así lo expresaron, pero las respuestas estadounidenses no han sido las esperadas.
Kissinger entiende que la relación entre los dos países es “vital para la paz y la prosperidad” de las mismas y del mundo. Por ello reiteró su posición de respeto a los principios establecidos en el Comunicado de Shanghái, comprender la importancia vital "del principio de una sola China y promover el desarrollo de las relaciones entre Estados Unidos y China en una dirección positiva”, dijo el político de EEUU.
Esta visita no es casual ni ‘independiente’. Sino que forma parte de una nueva estrategia de Washington que, tras haber fracasado en su intento por tensar cada vez más las relaciones con China, ahora busca estabilizarlas.
Una situación que alcanzó su pico de tensión cuanro en 2022 se produjo la visita a Taiwán de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en evidente desafío a la política de Beijing de “una sola China”.
No en vano en los últimos dos meses, tres altos funcionarios de EEUU han visitado China, entre ellos el enviado especial presidencial para el clima, John Kerry.
Desde una alta fuente de Washington se pretendió quitarle al viaje de Kissinger una connotación política. Pero.... A qué puede viajar este hombre que es respetado por las élites políticas de su país, europa y el mundo occidental...?
Resulta evidente que su construcción política de la década de 1970 le otorga una gran ventaja a la hora de tratar, analizar yproponer sobre temas donde otros dirigentes estadounidenses son totalmente no-confiables para los chinos.
Debiéndose tener en cuenta que los funcionarios de EEUU que últimamente viajaron a China, no se reunieron con el presidente Xi. Además, el anfitrión se reunió con Kissinger en la casa de huéspedes estatal de Diaoyutai (en Beijín), lo que demuestra que existió un claro y marcado tratamiento diferencial para con él.