SANTA FE-ARGENTINA  (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  El viernes 27 de marzo el diario Clarín recalmó el fin del aislamiento social. Lo mismo hizo La Nación. El sábado 28 otros diarios dependientes de ese poder económico-financiero, replicaron su reclamo.

Así, el santafesino El Litoral, preguntó: “Es hora de pensar si hay una alternativa mejor que cerrar todo”; se entiende pues se trata de un medio cooptado por el poder clarinetista.

Pero no fue el único, porque Perfil también aludió a ello: “Cuarentena bajo presión”.

Tengamos en cuenta que el periodismo argentino en hegemónico-dependiente. O sea: piensan, repiten, y analizan según la agenda que los dos poderosos medios del país lo instalan. Así, podrán brindar opiniones a través de voces, imágenes o escrituras diferentes, pero siempre en torno a la agenda marcada por el poder.

Lo cual no hacen otra cosa que alimentar lo que ese poder instala. Así, todo el país escucha, observa y lee lo mismo.

Ocurre que el capitalismo tiene un cierto límite para su “humanismo”. Y ya considera que ese límite ha llegado en el país. Por ello comenzó a reclamar, para luego exigir, el fin del aislamiento social.

Porque el poder económico y financiero entiende que el país debe volver a la normalidad, como si la pandemia hubiera sido apenas “un largo feriado”, o una simple anécdota.

Pretenden que el grueso de la población vuelva a trabajar, a producir, a consumir. Porque ellos son insaciables y no aceptan este “parate” que les afecta los bolsillos. Quieren que las grandes mayorías produzcan, transiten y consuman.

Frente a ello, el presidente ha sido claro y contundente: prioriza la salud. Con lo cual colisiona con el pensamiento de esos poderes. De allí que la sociedad debe respaldar a Alberto Fernández. Porque hacerlo refuerza su posición y le permite construir un escudo ante la ofensiva neoliberal.

Ese apoyo es más allá de su peronismo. Es una defensa de la Humanidad ante la voracidad y el descontrol capitalista. Ese apoyo se demuestra cumpliendo la cuarentena; no dejándose arrastrar por el alarmismo y amarillismo mediático; no siendo un idiota útil de las redes sociales; no cuestionando desde el desconocimiento. Y mucho menos creyendo el alarmismo de las grandes cadenas y los formadores de precios que ‘predicen’ desabastecimientos…

Como a cada instante, la realidad plantea el estar a favor de la construcción de una sociedad mejor, o por agudizar la actual.

Para que el ciudadano común no crea que se trata de hacer proselitismo barato, le ofrecemos que analice cuáles son los peores países ante la pandemia. Son EEUU, España, Italia y Brasil; todos ellos se mostraron indiferentes y con el Estado ausente. Así la están pagando.

De allí que ahora, los medios hegemónicos reclamen y exijan el fin del aislamiento en consonancia con las multinacionales de EEUU y Europa, suena demasiado evidente de qué intereses defienden… El caso más repudiable es la extorsión de Techint, anunciando sus 1.450 despidos.

Nadie puede permanecer indiferente.