Jue. 30. Nov 2023, Santa Fe - Argentina
Editorial

ROBERTO CARLOS Y JUAN CARLOS

ROBERTO CARLOS Y JUAN CARLOS

SANTA FE-ARGENTINA  (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  El brasileño Roberto Carlos es uno de los cantantes de mayor repercusión en el mundo; mucho antes que internet y la globalización reinaran en el mundo.

Juan Carlos ha sido el rey español, que el poder anglosajón mundial le impuso a los españoles para que maquillara la salida de la dictadura franquista.

Roberto Carlos eternizó canciones inolvidables como: Un millón de amigos, La distancia, Lady Laura, y Propuesta.

Juan Carlos fue un protegido por el establistment mundial, que cumplió al pie de la letra el consolidar una España alineada con la geopolítica de Washington.

Entre ambos, hubo una canción que los acerca, más allá de sus diferentes nacionalidades, diferentes ámbitos, diferentes pensamientos, diferentes amigos, diferentes accionares.

Fue –sin lugar a dudas-, el tema: Amada amante...

Porque Juan Carlos en su impresentable vida (ocultada por los medios y los poderes mundiales), no dudó en tener amantes, engañar públicamente a su cónyuge, matar alegremente animales indefensos en sus publicitados safaris africanos, y hasta operar como intermediario de negocios sauditas (lo que le reportó inmorales ingresos dinerarios).

Inclusive quedó envuelto –indirectamente- en el suicidio (¿?) de una joven amante embarazada...

Su accionar final ingresó en una debacle tan pronunciada que el poder anglosajón consideró que su continuidad como rey ponía en riesgo sus intereses geopolíticos, y así –inesperadamente para él y muchos españoles-, lo ‘jubilaron’. No lo necesitaban más y decidieron ‘pasarlo a retiro’.

Tras ello, comenzaron a aparecer ciertos hechos cuestionables. No porque el establishment se hubiera humanizado y honestizado; sino como una muestra de su poder, para reciclarse y reforzar a su hijo –actual rey- como un “diferente” de su padre, para buscar oxigenar la alicaída y maltrecha monarquía.

Pero también, como una forma de enviar un mensaje para todos aquellos serviles del establishmento mundial. Porque los poderosos no tienen moral y no dudan en mostrar constantemente quienes son los que mandan, quienes son los que deben obedecer, pero fundamentalmente, para quienes son sus virreyes, gerentes, Ceos o simples serviles circunstanciales y coyunturales.

Tiempo atrás se conoció que una de las amantes públicas de Juan Carlos, Corinna Larsen, se estaba convirtiendo en un problema para el mismo. Inclusive para demostrar quienes mandan y desde dónde, ciertos datos de corrupción y acciones de abogados surgieron desde Gran Bretaña...

Ahora se conoció que esa examante, presentó una demanda ante el Tribunal Superior (de Londres) donde lo acusa a él y al servicio secreto español por "acoso" y "espionaje" (contra ella en su país donde habita).

Esta alemana, de 57 años, reclama –además- una indemnización millonaria y el pedido para que Juan Carlos no pueda acercarse a menos de 150 metros de ninguna de sus residencias. Por cierto que este último pedido es más una maniobra mediática que un interés concreto.

Ella responsabiliza a los servicios de espionaje españoles de acosarla desde 2012 a través de amenazas, difamación y hasta encubrimiento. Afirma que la Agencia Nacional de Inteligencia (de España), la puso en su mira y en una concreta "vigilancia física".

Dice haber soportado “seguimiento vehicular y personal”, “allanamientos en las propiedades en la que residía”, “hackeo de sus teléfonos y computadoras". Que fue amenazada por el propio Juan Carlos. Puntualizó que todo este mecanismo persecutorio surgió luego que terminara su relación con Juan Carlos.

Este no es un tema nuevo para los españoles ni el mundo. Porque en el 2012, Juan Carlos dispuso pagarle a su examante 65 millones de euros. Dinero surgido de un monto superior (100 millones) que en su momento cobró Juan Carlos de parte del rey Abdullah de Arabia Saudita (en 2008).

Tiempo después el monarca español le reclamó a su amante que le devolviera ese dinero (¿?); a lo que ella se negó. Luego de lo cual Juan Carlos se enojó, la acusó de robo; y la difamó internacionalmente.

Una situación que –dice ella- la afectó en sus actividades comerciales de "consultora estratégica", para millonarios y grandes empresas líderes.

Mientras muchos españoles y medios amigos de la monarquía española consideran que se trata de una “venganza” de la mujer en contra del rey emérito, los influyentes medios internacionales (y los de España, de corazón franquista), apuestan por informar en forma ligth, despolitizando el tema.

Pero lo concreto es que el accionar de Juan Carlos ha sido siempre el de un franquista maquillado; un derechista washingtoniano; un capitalista hecho y derecho. Un personaje al que los argentinos recordamos como el quinto proveedor de armamento de la criminal dictadura (1976-1983). Un colonizado (por EEUU) que cumplió su papel histórico de subcolonizador (de Latinoamérica).

Que ahora aparezca como engañador de su cónyugue y como coimero, son datos menores...