Mar. 19. Mar 2024, Santa Fe - Argentina
Editorial

LA VERGÜENZA SE ENSEÑOREA EN SANTA FE

LA VERGÜENZA SE ENSEÑOREA EN SANTA FE

El silencio no es salud...

SANTA FE-ARGENTINA  (por Rodolfo O. Gianfelici)  Dos noticias han impactado a la sociedad santafesina en la última semana de marzo de 2019. La primera, de la detención de dos docenas de policías involucrados en hechos gravísimos. La segunda, del ataque a manos policiales, de dos jóvenes.

Ambos hechos –vaya paradoja- encuentra a los uniformados santafesinos como sus principalísimos protagonistas. Por sus antigüedades y atendiendo a los más de 11 años de gobierno socialista-radical, se trata de policías formados bajo estas gestiones.

Por lo cual, no se le puede echar culpa alguna a las “anteriores gobernaciones”, como hicieron por años desde las gestiones de Hermes Binner, Antonio Bonfatti y Miguel Lifschitz.

Se trata de dos hechos de una máxima gravedad institucional, que ni los gobernantes, ni la oposición, ni mucho menos los medios hegemónicos le han dado el tramiento merecido. Lo han presentado como ‘simples’ hechos, a los que se les buscó eliminar toda connotación política.

Para el primero de los casos, se puede concluir que (mientras la justicia avanza… avanzará?) no se trata de hechos ailsados, de algún policía descarriado o que equivocó el camino. Se trata de una verdadera organización delictiva, que ha llevado a que tres áreas policíacas han sido allanadas (¡).

Los secuestros producidos, que van desde armas, mira telecópica, medio centenar de teléfonos celulares, variedad de proyectiles de diferentes calibres, cápsulas… evidencian la existencia de una organización delictiva que “funcionaba” en propias dependencias policiales.

El segundo hecho, fue la persecución y tortura de dos jóvenes a los que –a los uniformados- no les satisface sus orientaciones sexuales (¡).

El gobernador Lifschitz que tanto usa la televisión y las redes sociales para campaña electoral, prefirió “preservarse”. O sea: esconderse. Olvidándo (¿?) que él es “el patrón”, “el superior” de los uniformados…

Solo apareció un área administrativa provincial (cuya actividad refiere a la diversidad sexual), para manifestarse con ‘preocupación’ y brindando el apoyo a los jóvenes. Así, unos empleados conducidos por Lifschitz torturan, y otros empleados conducidos por Lifschitz apoyan a los torturados…

Ante la justicia, los uniformados imputados (en el segundo caso) quedaron en libertad, y la defensa pidió que no “se incite” desde las redes sociales contra sus defendidos…

El tema, más allá del oportunismo de los gobernantes socialistas-radicales (que se silenciaron), es gravísimo. Pero no exclusivamente de ellos, sino que con la misma actitud se han sumado partidos políticos, fuerzas sociales, candidatos, opositores, legisladores (provinciales y concejales)…

Frente a situaciones como estas dos que afectan al mismo funcionamiento institucional, la pregunta es: Existe diferencias entre los dirigentes a la hora de construir esta inhumana sociedad…?