Vie. 29. Mar 2024, Santa Fe - Argentina
Opinión

ENTREVISTA AL EMBAJADOR DE NICARAGUA

ENTREVISTA AL EMBAJADOR DE NICARAGUA

CIUDAD DE BUENOS AIRES-ARGENTINA  (Capac; por Alberto López Girondo y Ricardo Gotta en Tiempo Argentino).

Ligado al área de Relaciones Internacionales desde los ’80 en el Frente Sandinista de Liberación Nacional, Orlando José Gómez fue vicecanciller y desde marzo del 2018, embajador de Nicaragua en Argentina. En una extensa charla con Tiempo, justifica la posición del presidente Daniel Ortega ante los fuertes cuestionamientos contra un gobierno que define como socialista, cristiano y solidario. “Nuestra realidad es compleja y uno de los factores que prevalece es que somos un país pequeño con un proceso revolucionario en marcha y con escasos recursos para sostener un aparataje mediático. Por eso nos vemos sumidos en una vorágine de desinformación”, se apura a explicar. Y a continuación detalla algo de ese pasado reciente que lleva a esta situación.

La adhesión al ALBA puso a Nicaragua en la mira de la Casa Blanca.

Para Gómez, se debe anotar que cuando el FS volvió al gobierno, en 2007, había un déficit energético que afectaba las posibilidades de crecimiento y de desarrollo empresarial y también que con la OEA se había acordado una amplia reforma del sistema electoral. “El primer acto fue adherir a la alianza del ALBA. El presidente (Hugo) Chávez financió la compra de grandes plantas de energía eléctrica fabricadas en Corea abastecido con petróleo venezolano. El país tuvo un respiro, pero esa adhesión puso a Nicaragua en la mira de la Casa Blanca. Cuando en el 2008 estalla la crisis de las hipotecas en EEUU se esperaba que golpeara en los países más vulnerables, como Nicaragua. El presidente Ortega plantea una alianza estratégica entre sectores empresariales, sindicales y el estado; se crea el andamiaje para lograr una estabilidad económico social, sin despidos y para atemperar demandas sindicales, hubo aumentos que acompañen la inflación. Nicaragua se volvió atractiva para inversiones externas y para el FMI y el BID, con crecimientos entre 4,5 y 5,3% anual. Pero la cooperación venezolana se convirtió en un factor para que la oposición nos atacara. En el 2018 se realizó una reforma al sistema de la seguridad social que implica cambios en pensiones y cotizaciones de los empresarios y los trabajadores.

-Un punto de inflexión. Ahí se producen manifestaciones opositoras y aparecen las críticas contra la represión.

-Correcto, el escenario que se da genera todo eso. Pero no se hubiera dado si cuando el presidente cancela ese decreto se hubiera vuelto el diálogo y al consenso. Pero deviene un estallido en que se producen actos de violencia y muertes. Entre esos muertos hay muchos sandinistas.

-¿Que cifra oficial tienen?

-Unos 180 muertos. Pero uno solo ya hubiese sido es grave. En ese momento corren hacia Nicaragua la CIDH y todas las ONG que denuncian al gobierno de violador de DD HH y de un día para otro el número llega a 400. Luego se descubren muertos por otras causas y que no cuentan a los nuestros ni a los policías.

-¿En ese momento se rompió algo con sectores que los apoyaban y con la izquierda de adentro o en el exterior?

-En Nicaragua la izquierda es el Frente Sandinista. Lo que hay es un grupo de disidentes del FS que tras la derrota electoral de 1990 decide irse. Para ellos ya no era una opción favorable en tanto creen que nunca más volverá al poder teniendo como enemigo a los EEUU y se alían con el gobierno de Violeta Chamorro. Ahí estaban Ernesto Cardenal, Gioconda Belli, cuadros como Víctor Hugo Tinoco o Sergio Ramírez, que encabezó la deserción. Constituyeron un partido que se llamó el Movimiento Renovador Sandinista que desde entonces nunca obtuvo más allá del 2% de votos. Ramírez, al ver el fracaso de su partido, decidió que él no era político sino escritor. Gradualmente demostraron que nunca fueron de izquierda. Hace meses, cambiaron su nombre y ahora son Unamos. Su convergencia ya no es con el FS sino con postulados de derecha. Además, las ONG se convirtieron en partidos políticos para intentar dar un golpe al gobierno. Que hay una intentona de deslegitimar el proceso electoral de noviembre para cuestionar los resultados y aplicar una matriz parecida a lo que se hizo en Bolivia.

-¿Así se explica que tantos compañeros de esa época estén en la vereda de enfrente?

-Las variantes ideológicas pueden tener distintas motivaciones. Celio Ramírez Mercado no pudo con el liderazgo de Daniel Ortega. Víctor Hugo Tinoco intentó ser el secretario general del FS y sucumbió en las internas. Lo mismo a Dora María Telles, Mónica Baltodano… La revolución este lunes cumplirá 42 años. Esa imposibilidad de acabar con el liderazgo del presidente Ortega creó una especie de resentimiento en estos otrora cuadros del FS.

-¿Son traidores?

-El FS se nutrió de todos los sectores. La gente cambia de posiciones, pero Ortega siempre estuvo al lado del pueblo, con las conquistas que la revolución le permitió desarrollar. Ellos se aliaron con el sector conservador. Traidores son aquellos que hoy están yendo a Washington, a Miami, a abrazarse con Marco Rubio, con los senadores republicanos y demócratas, que sancionan a Nicaragua y pidiendo invasión militar, que nos aíslen en la OEA, que no presten dinero.

-¿Incluye a quienes hoy están encarcelados?

-Hay una tremenda manipulación y desinformación: algunos de ellos estaban amnistiados o fueron acusados de asesinar sandinistas, lavado de dinero o sedición. Por otra parte, hay cinco que se promocionaban como posibles candidatos pero no tienen ni partido. Divisiones ideológicas en la izquierda siempre existieron. No somos una organización antidemocrática: estamos enfocados en una doctrina antiimperialista, anticolonialista, por la soberanía y la independencia nacional. Consideramos al estado como un pivot importante. Hablar de socialismo en un país pobre no tiene sentido si no se tienen las herramientas para propiciar una distribución equitativa de la riqueza. Nos distingue de quienes plantean abrir la puerta al mercado, que no haya programas sociales y nos atengamos al FMI.

-¿No le preocupa que no los apoyen algunos gobiernos progresistas de la región, potenciales aliados?

-En esta etapa está prevaleciendo los EEUU y la UE contra gobiernos como el nuestro, el de Cuba, el de Venezuela, Bolivia. Con sanciones, amenazas. No está Trump ni Bolton pero vinieron otros que tienen la misma concepción sustentada en la doctrina Monroe. Les parece mal que tengamos relaciones con China, Rusia, Irán. Desde 1910 hasta 1979, cuando derrotamos a Somoza, EE UU conducía el gobierno. Ahora financian a la oposición para propiciar una situación de desencanto, apelar al caos y que no derroque una fuerza intervencionista. Defendemos la soberanía.

-Un viejo militante del FS como usted, ¿cómo siente hoy esta realidad alejada de aquellos postulados?

-El FS conserva los principios del programa histórico y los postulados del General Sandino. No queremos entregarnos a ninguna administración foránea y abogamos por la integración latinoamericana, por acabar con el hambre y la desigualdad. Creo firmemente en la postura del Frente que es la correcta. Por eso no pudieron derrocarnos. Y tampoco podrán hacerlo electoralmente. Asi piensa el pueblo nicaragüense. Si no, ya hubiera estallado.