Mar. 19. Mar 2024, Santa Fe - Argentina
Editorial

CONMEBOL, BRASIL Y TOBAR: QUÉ MEZCLA…

CONMEBOL, BRASIL Y TOBAR: QUÉ MEZCLA…

Un cóctel peligroso...?

SANTA FE-ARGENTINA  (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  Ya se fue la Copa América Brasil 2019. Un evento que ha dejado más preocupaciones que certezas. Donde el protagonismo no fue de los jugadores, sino  de réferis y el VAR

Increíble cómo el mega-negocio y el mercantilismo avanza a pasos tan agigantados, que el juego termina siendo un simple elemento para que otros se transformen en las “estrellas”.

Un mamarracho; una vergüenza; un desatino. Y se podría continuar con infinidad de calificativos despectivos.

Pero el árbol no debe tapar el bosque. Se hizo una Copa América que debía ganar Brasil; si o si. Porque así lo determina históricamente el poder mundial anglosajón. Sucede en toda competencia futbolera con posterioridad a la segunda gran guerra.

Ese poder considera que el único que merece quedarse con los logros futboleros internacionales, es Brasil. Porque el servilismo se paga; y cómo.

Para el caso actual, simplemente se puede decir que el VAR ha cumplido su papel (lastimoso), para garantizar con su consulta o con su no consulta (¿?), que el ‘caballo de comisario’, se quede con la Copa.

Pero en ese juego siniestro los árbitros han realizado su ‘gran aporte’. Desinteresado…? Vaya a saberse; el tiempo lo dirá. En esta ocación han cumplido su papel de partenaires con total alegría y sumisión.

Y si ello era poco, la Conmebol adoptó una decisión repudiable por donde se la analice o considere. Para la final Brasil-Perú, “eligió” a un juez chileno…

No fue una coincidencia, no fue un “error”. Fue una muestra del descaro y de arrogancia del poder. Lo mejor era designar un juez que no tuviera ninguna sospecha, a sabiendas de ciertas reticencias históricas que existen entre ambos países. Era necesaria esa designación…? Bueno, a la Conmebol, así le pareció e hizo muestra de su servilismo ante el poder anglosajón.

O nos vamos a olvidar que para el Mundial Chile 1962, el poder mundial anglosajón impuso que ese país realizara el campeonato, cuando había sufrido un gigantezco terremoto, Para lo cual se le destinarón impresionantes préstamos, y hasta se le “perdonaron” de cumplir con ciertas exigencias… Mundial ganado por Brasil, donde la intervención del presidente de Brasil, y del embajador de EEUU en Chile, logró que Garrincha (tras ser expulsado) no fuera sancionado…

Sin embargo, y para que no queden dudas de hasta que papel despreciable pueden cumplir los que mandan en este impresentable fútbol mundial, el chileno elegido para la final fue… Roberto Tobar.

Si.  Un juez que llegó a la final con los antecedentes de ya haber dirigido 2 partidos en el evento. Lo hizo en Argentina-Colombia 0-2, pudiéndose recordar que ni el juez ni el VAR se percataron que en una jugada de riesgo, el colombiano Barrios le dio un pase a su portero, y éste tomó el balón con las manos (sin sanción alguna). También dirigió Brasil-Paraguay 0-0 (ganando los locales 4-3 por penales).

Ello ocurrió pocos días atrás. Porque lo verdaderamente importante es que Tobar fue sancionado entre 2012 y 2013 con 8 meses de inactividad por la Asociación Nacional de Fútbol Profesional de Chile.

Lo halló vinculado al caso de corrupción conocido como Club de Póker. Se descubrió que él, junto a otros colegas del referato, se reunían y jugaban a los naipes de manera clandestina. Lugar donde se bebía alcohol y además, designaban árbitros “a dedo” para los partidos importantes.

Se trataban de escandalosas acciones, donde el perdioso a las cartas recibía como ‘castigo’ el tener que trasladarse y dirigir partidos en el interior del país; de esa forma, recuperaba el dinero perdido, mediante el cobro de los viáticos.

En medios de los comentarios, lo cierto fue que este escandaloso mecanismo del referato chileno tardó… 2 años en ser descubierto (¡). Los argentinos lo recuerdan por su deficiente actuación en el partido de ida de la final de la Copa Libertadores 2018 en La Bombonera, entre Boca Juniors y River Plate.