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Opinión

TRECE AÑOS DESPUÉS, NO LE CAMBIARÍA... (Jorge A. Molinari)

TRECE AÑOS DESPUÉS, NO LE CAMBIARÍA... (Jorge A. Molinari)

MONTEVIDEO-URUGUAY  (por Jorge Aniceto Molinari)  Trece años después, no le cambiaría ni punto, ni una coma, carta enviada a través del Instituto Uruguay-EE.UU.

Montevideo, 11 de diciembre de 2008.

Señor Presidente Electo

de los Estados Unidos de Norte América.

Don Barack Obama - Presente.

Con mi mayor estima:

                                   En mi condición de ciudadano de Uruguay, nacido en Paysandú hace 69 años, con 38 años de trabajo bancario ahora jubilado, y desempeñándome actualmente como Consejero Secretario Adjunto del Consejo Honorario de la Caja de Jubilaciones y Pensiones Bancarias, con una extensa actividad militante, política y sindical en el ámbito de mi país, hijo mayor de un humilde carpintero, me tomo el atrevimiento que espero sepa disculpar, de dirigirme a Ud.

En primer lugar para desearle el mejor gobierno posible, por su pueblo y por todos los pueblos del mundo.

No es mi deseo reclamar ni reivindicar nada. Todo lo que ha vivido la humanidad es importante; seguramente estudiosos de todas las ramas del saber científico encontrarán en ellas material para ayudarnos a transitar el futuro y harán justicia con cada uno de los hechos ocurridos y transcurridos.

Pero mi intención es llegar a Ud. para señalarle algunos aspectos que considero fundamentales para que la humanidad supere esta crisis que sin duda es la mayor de la historia.

Hay gentes que lo tienen todo claro; de un lado están los buenos y del otro los malos. No es mi caso. Pero sí creo que las circunstancias nos ponen a cada uno en situaciones de decidir, como en su caso, la suerte de millones de seres humanos.

Así como un médico debe decidir la suerte de su paciente, el Presidente de los EEUU, decide con sus acciones la suerte de millones de seres humanos en el planeta.

Mi preocupación es qué debe y qué puede hacer Ud. para cambiar en beneficio de la gente una situación tremendamente crítica de un avance prodigioso en materia científica en medio de la mayor crisis de la historia.

Permítame pues en medio de la incredulidad de la inmensa mayoría de la inteligencia moderna, proponerle dos medidas que para mí son sustanciales para un giro en la historia humana.

Una, la necesidad de un signo monetario único universal, aspiración de Lord Keynes a la salida de la segunda guerra mundial. Así como existe universalmente el metro, el kilo, el litro, debe existir una unidad monetaria única.

Sé que lograr esto es una dura batalla, pero vale la pena encararla, sobre todo para los pobres del mundo, que son en última instancia los que no tienen  medios para defenderse de su manejo y resultan ser las víctimas de sus ajustes.

La segunda, directamente vinculada con la primera, es la necesidad de cambiar radicalmente los sistemas impositivos del mundo. La revolución técnico-científica permite hoy registrar totalmente los movimientos de dinero, y es sobre ellos que hay que aplicar la carga tributaria y eliminar los impuestos al consumo y al trabajo.

Los inmensos recursos genuinos que este cambio impositivo genere podrán ser utilizados en beneficio de la humanidad y con la intervención democrática de la sociedad. Se estará entonces en condiciones de transformar en jardines, lo que hoy son las residencias donde padecen la mayor parte de nuestros hermanos. Se estará en condiciones de transformar la vida humana.

Claro está que para la aplicación de estas medidas necesitamos más que nunca afirmar una política plena de paz y democracia, de desarrollo de todas las instituciones que la sociedad se ha ido dando a través de su avance.

Estas medidas son las centrales, todo lo demás gira en torno a ellas; los paraísos fiscales, el lavado de dinero, la droga, la corrupción, la guerra, todas las formas de esclavitud, podrán ser controladas y superadas si el pueblo tiene estos instrumentos fundamentales para avanzar.

La tremenda amenaza que para el mundo significa la actual crisis económica, con la fractura social más grande de la historia, que impide el acceso de gran parte de la humanidad a los formidables avances que se han dado en todos los campos del conocimiento, sólo puede revertirse volviendo a la economía real.

El ejercicio pleno de la libertad humana parte del equilibrio y la justicia del sistema económico, hoy como nunca antes en la historia humana un Presidente de EE.UU., está en condiciones de dar pasos para un giro gigantesco en la historia de la humanidad.

He escuchado y leído sus discursos, creo en su palabra, y sobretodo en la emoción de su pueblo que también es el mío en tanto ciudadanos del mundo.

Lo mejor está por venir.

Con todos mis respetos: Jorge Aniceto Molinari.