Mar. 19. Mar 2024, Santa Fe - Argentina
Editorial

FUEGOS ARTIFICIALES (Y DE TÁSER), MACRISTAS

FUEGOS ARTIFICIALES (Y DE TÁSER), MACRISTAS

Mentiras, represión y campaña en marcha...

SANTA FE-ARGENTINA  Llegan las elecciones del 2019, y el macrismo ha salido con ‘los tapones de punta’. En medio de un país económicamente destruido, y hipotecado en su presente y futuro como pocos lo han logrado, el oficialismo ha salido a instalar que “el gran problema de los argentinos”, es la edad de imputabilidad.

Ha buscado y lo está logrando con el beneplácito y complicidad de los medios comunicacionales, que de hable pura y exclusivamente de la “criminalidad juvenil”.

Con lo cual desvía la atención sobre los graves y verdaderos problemas del país: desigualdad; desocupación; inflación; endeudamiento; balanza comercial; impresión de billetes; destrucción de la industria nacional; abandono de la salud; cooptación de la justicia…

Está claro que el papel de los medios comunicacionales es más que lamentable; roza lo asqueante. Porque repiten e instalan a los jóvenes como criminales, cuando las estadísticas indican otra cosa.

Comencemos por el principio. Si el tema es “tan grave”, porque el gobierno nacional y los medios hegemónicos se ‘olvidaron’ del mismo por un año…? La respuesta se simple: porque trataron de entretener a la ciudadanía con otros temas; pero ahora necesitan la división en la sociedad, la polarización y la “discusión”, porque se está en plena carrera electoralista. La alianza que conduce Mauricio Macri considera que para garantizarse la reelección (o de otra/o candidata/o de Cambiemos) es bueno aparecer como “defensores de la sociedad”, “preocupados por la seguridad”, y “perseguir la criminalidad”

Por esta simple (o no tanto) razón, vuelven a re-instalar el tema.

Quien ha salido a posicionar el tema es nada más y nada menos que la (poco presentable) Ministra de Seguridad Patricia Bulrrich. Quien hable del tema como si lo conociera… Y hasta afirma poseer un “proyecto” (¿?), de que nadie conoce absolutamente nada.

Esta funcionaria afirmó que el delito juvenil es el 7% (para menores de 16 años). Lo que evidencia que dentro de un 100% constituye un pequeñísimo porcentaje. Lo dice ella misma… entonces, dónde está la importancia…?

Pero si se avanza aún más en el análisis y se consideran dentro de la inseguridad en el país, los delitos graves, ese porcentaje se reduce aún más. Resulta ínfimo. Por lo cual, vale preguntarse nuevamente: dónde está la importancia…?

Se habla demagógicamente de “bajar la edad de imputabilidad”, siendo que la ley actual lo permite (¡). Pues establece que entre los 16 y los 18 años un adolescente es punible (se le puede imputar un delito). Pero por debajo de los 16, no son punibles (aunque la misma ley le permite al juez fijar normas y medidas a cumplir). Es así que la ley deja a que el juez, según su criterio, pueda imputar a un joven de entre 16-18 años.

Ahora bien: la baja de imputabilidad asegura una mejora de la situación ? No; en absoluto. Tanto es así que la grandísima mayoría de los adultos que delinquieron y están presos pasaron por el sistema penal de menores.

Esa es la mejor muestra en el sentido que el actual sistema no funciona; no resuelve “la inseguridad”. Más bien se podría sospechar (solo eso?) que el sistema “prepara” a los menores, para que sean “mejores delincuentes” cuando sean adultos…

Si desde el Estado se trata a un menor como un delincuente, está prácticamente asegurado que al estigmatizarlo, lo que hacés es adentrarlo más en “su mundo”. Se termina alimentando o reproduciendo la situación (que se dice, se quiere combatir).

Está visto que Cambiemos ya camina la carrera electoral. En la primera semana del 2019 lanzaron como tema de tratamiento y cobertura mediática… la baja de la nafta. Si: la controlada por le macrismo YPF, redujo en promedio, un 1,1% los precios de los combustibles, cuando en el 2018 durante varios incrementos alcanzó una suba anual superior al… 60%.

Ese tema, tan analizado y explicitado por los medios hegemónicos fue la primera muestra de “entretenimiento”. La segunda es la de la baja de la edad de la imputabilidad. Dos temas que en horas de repetición mediática, quedaron instalados entre los argentinos, que se olvidaron de las empobrecidas fiestas navideñas recientemente pasadas.

También, que la problemática es la inseguridad y temor por perder el trabajo, la incontrolada inflación, el recorte de gastos en la familia y que el valor del dólar y el “riesgo país” hayan retornado como tema común.

Dentro de todas estas maniobras, se espera que se retome la “problemática” de los extranjeros. Porque la idea es convertirlos (como en Europa) en el centro de “la problemática”, cuando son las clases dirigenciales las responsables de haber llevado a cada país a sus recurrentes crisis.

La política del macrismo es la de polarizar, a sabiendas que el peronismo (no los neoperonistas o quienes integran el opo-oficialismo), defiende políticas inclusivas; tanto para los jóvenes, como para los inmigrantes.

La política de Macri y sus asesores es la de enfocar que el peronismo (o para ellos: el kirchnerismo) defiende a “los delincuentes”. Simplifican con una rapidez pasmosa, que –a no dudarlo- le cae de perillas a los oídos poco-analíticos de sectores medios y hasta de los bajos.

Sectores ambos, cada vez más empobrecidos, no por los “jóvenes delincuentes” y los “inmigrantes delincuentes”, sino por las políticas de... políticos delincuentes (de guantes blancos).

En este sentido, la publicitada adquisición de las (temibles) 300 pistolas Táser, forma parte de la instalación del tema “seguridad” como eje de campaña. Un elemento represivo (dichas pistolas) que están lejos de ser “inofensivas”. Porque si lo fueran… para qué se usarían…? Se trata de pistolas que aplican descargas eléctricas; cuestionadas por Amnistía Internacional por causar muertes.

Pero además, se trata de un elemento que cada vez es más cuestionado en el mundo, y se va dejando de lado su uso… Lo mismo que “las maquinitas” para emitir el voto, que es rechazado en las potencias occidentales, y el macrismo las quiere instalar como… "sistema seguro” (¿?).

Mientras los medios repiten y machacan sobre la peligrosidad y la “elevada” delictuosidad juvenil, los que conocen el tema opinan lo contrario. Llamativo ? No tanto, para una sociedad donde los medios de comunicación ocupan el papel de la justicia.

Contrariando al macrismo gobernante, la Asociación Argentina de Magistrados, Funcionarios y Profesionales de la Justicia de Niñez, Adolescencia y Familia (AJUNAF), se pronunció (sobre el tema de la baja de edad) en contra en enero de 2017.

De manera clara y atendiendo a la maniobra oficialista, la entidad decía: “No pareciera razonable que en un año electoral, y que para dar respuesta estatal a hechos delictivos de trascendencia mediática, baste reducir la edad de punibilidad de los chicos y aumentar las penas para determinados delitos, sin garantizar el cumplimiento por parte del Estado Nacional, de las Provincias, de la Ciudad de Buenos Aires, y de los Municipios, del sistema de protección integral de derechos de la niñez, sobre todo en materia de derechos económicos, sociales y culturales (alimentación, salud, educación, vivienda, familia, entre otros)”.

En ese año, el gobierno de Macri, para dar sustento a su maniobra dio a conocer a través del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos que el 26% de los delitos era cometido por adolescentes menores de 18 años (datos del Sistema Nacional de Información Criminal). El tema es que no se trataba de hechos comprobados y juzgados, sino de… “denuncias”, en “sede policial” (¡).

Donde –además de ser ello: denuncias-, no de discriminaba entre jóvenes de menos de 16 años (no punibles), y adolescentes punibles (16 y 17 años). No se trata de casos con intervención judicial, por lo que no existían datos certeros y verdaderos. Se trató –en verdad- de una escandalosa manipulación oficialista, respaldada por los medios.

Inclusive el propio Ministerio sufrió “un duro revés”, cuando desde la “Comisión de Trabajo para un Nuevo Sistema de Responsabilidad Penal Juvenil” (Mesa 8: ‘Definición de imputabilidad de los jóvenes menores de edad’) concluyó el 23-2-2017: “Con amplia mayoría, los participantes se pronunciaron por mantener la edad de imputabilidad en dieciséis años, por entender que una baja afecta el principio de mínima intervención y de última ratio, viola el principio de progresividad y no regresividad en materia de Derechos Humanos” (¡).

Macri, Bullrich y compañía pretenden bajar la edad por una cuestión electoralista y por convencimiento ideológico. Ambos totalmenre reprochables. Porque los datos demuestran que este gobierno (2015-2019) ha empeorado la situación de los pobres y de los jóvenes. Por lo cual, su incapacidad (o por el contrario, perfecta aplicación de políticas neoliberales) para resolver el tema de la pobreza, los lleva a preteder asumirla desde la represión y la condena.

Todos los índices nacionales e internacionales (inclusive de Unicef), además de lo que se observa en las calles argentinas, demuestran que cada vez existen más excluídos, más pobres. El referido organismo internacional indica que el 48% de los niños, niñas y adolescentes en Argentina es pobre. Y que dentro de esa cifra, el 20% sufren privaciones “severas” o no fueron nunca a la escuela entre los 7 y  17 años.

Frente a esta realidad no debe existir una política punitiva sino respuesta a los derechos sociales de la infancia; a asegurar que los padres tengan trabajo; a permitir que los niños y jóvenes puedan estudiar y conseguir trabajo.

Se pretende endurecer una ley que está destinada a los más pobres. Es una clara idea clasista y racista. Porque la gran mayoría de los adolescentes que delinquieron son pobres; la amplia mayoría, varones; con la amplia mayoría de delitos contra la propiedad; nacidos y criados en familias desintegradas.

En enero de 2019 ante la re-instalación del tema, la misma entidad AJUNAF se pronunció rechanzando la baja de la imputabilidad. Inclusive reclamó al Estado, en sus diferentes niveles, políticas públicas para asegurar derechos económicos, sociales y culturales de la infancia y la adolescencia.

Pero se puede recurrir a más datos estadísticos, que es –al parecer- a lo que más le gusta apelar al macrismo. En 2015, sobre 175 homicidios, solo 1 fue cometido por un menor de 16 años; en otros 10 intervinieron jóvenes de entre 16 y 18; el 3,8% del total (Consejo de la Magistratura porteño). En provincia de Buenos Aires, en 2016, las investigaciones penales preparatorias con involucramiento de menores de 18, fueron inferiores al 4%. En 2017 se produjeron en la capital argentina 144 homicidios; sobre 221 acusados, 7 eran menores, o sea: el 3,17% (Instituto de Investigaciones del Consejo de la Magistratura nacional).

Nuevamente el macrismo apela a las políticas goebbelsianas (“miente, miente, que algo quedará”); y la prensa hegemónica acompaña convencida.