Mar. 19. Mar 2024, Santa Fe - Argentina
Editorial

VERON, SUAR Y SU APORTE (NO) DESINTERESADO

VERON, SUAR Y SU APORTE (NO) DESINTERESADO

Cuando lo chabacano se disfraza de artístico...

SANTA FE-ARGENTINA  (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare)  El 2019 es un año electoral clave; se define la propia existencia de Argentina como Nación. O se consolida el avance de un proyecto entreguista, claudicante y explotados; o se le pone freno y se busca revertirlo.

Así de sencillo y de dramático. Como en los peores momentos de la historia nacional, vuelve a plantearse el: liberación o dependencia. Aunque los tiempos, las relaciones, y las sociedades hayan cambiado mucho en los últimos tiempos, la disyuntiva es la misma.

En este panorama, es bueno aclarar que siempre existieron los serviles, alcahuetes, dóciles, doblegados, oportunistas, y convencidos que han apelado a su “profesionalismo”, para estar disfrazados de una supuesta imparcialidad, y con ello estar junto a lo peor del poder dominante.

Ha sucedido en todos los ámbitos. Inclusive en la cultura, el espectáculo, el entretenimiento y la farándula, más allá de disfraces, caretas o interpretaciones.

Con la tiranía de 1955 aparecieron las listas negras, las persecuciones y hasta el procesamiento a Tita Merello, por… contrabandista de té (¿?); y fueron silenciados Hugo del Carril y Antonio Tormo, entre cientos de ejemplos.

La tiranía lanussista, con su radical ministro del Interior Arturo Mor Roig, prohibía canciones e intérpretes. Los procesistas arribados en 1976 tuvieron a sus entretenedoras/es de marinos en fiestas privadas; algunas de ellas siendo primerísimas figuras del vedetismo porteño y “presentables” señoras del ambiente. La memoria rápida recuerda además, a Adriana Brodsky, el ‘empresario’ Gerardo Sofovich, Noemí Alan, Rolo Puente, Pirucho (Miguel A. Cherutti), Graciela Alfano...

Carlos Menem abrió la puerta para que el farandulismo se acercara al poder y le proveyera de algún candidato (Palito Ortega) como de bufonas/es (alquien se acuerdo de Samantha Farjat…?).

Con Mauricio Macri, el chistoso Miguel del Sel fue dos veces candidato a gobernador santafesino y… embajador en Panamá (qué culpa tendrían los panameños…); pero también pululan los impresentables, tipo o modelo Juan Acosta, al que califican de “personalidad de la cultura”, en lo que seguramente se convertirá en un hito del despropósito macrista. Pero también muestran todo su veneno, periodistas, opinadores actores y demás, relacionados con el espectáculo. Allí están Mirtha Legrand, Susana Giménez, Cacho Castaña, los citados Acosta y del Sel, Juan José Campanella, Segundo Cernadas, Martín Seefeld, el cocinero-televisivo Martiniano Molina, Luis Majul, Eduardo Feinamnn, Alejandro Fantino, Juan Cruz Sanz, Ari Paluch, Jorge Lanata (un Tato Bores frustrado e hiper-devaluado), Leonardo Fariña, hasta el radical Hernán Lombardi cuya “chapa” farandulera proviene de haber sido pareja de Soledad Silveyra

Por cierto que el lumpenaje farandulero es mucho más numeroso con el macrismo que con otros gobiernos Lo que significa que –más allá de lo ideológico-, la pauta publicitaria, juega un papel muy importante.

Lo concreto es que en este 2019, el clarinetista Canal 13 ha puesto en el aire una serie a la medida y necesidades del poder dominante (que el propio grupo integra): El Tigre Verón.

Serie protagonizada por Julio Chávez, que refiere a Miguel Verón, sindicalista poderoso que lidera la ficticia UTCA (Unión de Trabajadores de la Carne), y que es presentado como un extorsionador, un apretador, un delincuente...

El lanzamiento se produjo pocos días después que se produjera un ataque armado de sindicalistas de la carne (a un minúsculo grupo opositor), que responden a la Federación carnea que conduce Alberto Beto Fantini. Vaya paradoja, este dirigente es… macrista de la primera ahora Le puso a disposición el Sindicato de la Carne rosarino en 2015 al candidato Macri (al que lo recibió en dicho lugar); y en febrero de 2019 viajó junto a Jorge Triaca en la delegación oficial macrista a Europa…

Un Veron ‘hecho y derecho’ tal como le gusta armarlo y verlo al poder patronal y al antiperonismo en general: patotero, agresivo, sucio, consumidor de alcohol y drogas. Un Verón cuasi-mafioso.

El poder que armó y proyecta la serie muestra su odio hacia ‘lo sindical’. Se entiende; coinciden o confluyen de la mano de Adrián Suar –en un año electoral, y donde al peronismo se lo identifica como sinónimo de sindicalismo-, Canal 13 (grupo Clarín), Turner, Cablevisión (grupo Clarín), y Pol-Ka (del grupo Clarin el 55%, y Fernando Blanco y Suar).

Con quién o para quién trabaja la Turner, merece un párrafo especial. Porque lo hace con: Warner Chanel, TCM, Space, I.Sat, TNT Series, TNT, TNT Sports, CNN Español, CNN Internacional, CNN Radio, HTV, Much Music, TBS, Glitz, TruTV, Tooncast, Cartoon Network, Boomerang, y Gloud… suficiente como para entender cuáles son sus intereses internacionales e ideológicos.

En concreto: coinciden en un proyecto televisivo quienes tienen el mismo pensamiento. En el caso de esta serie (como todas), los que la idean, producen, realizan y explotan no son ‘neutrales’ o ‘imparciales’. Porque la serie (como todas) quiere llegar a un determinado público. En este caso de Verón, está más que claro cual es el interés (al que desea aportar) la serie. En un año electoral, hace su “aporte” para el macrismo.

Justamente (simple coincidencia?) la serie es lanzada cuando el presidente habla televisivamente mostrando su anti-sindicalismo visceral; cuando los medios instalan que se avanza hacia una “nueva reforma laboral”; y cuando con bombos y platillos, el gobierno habla de las (supuestas) bondades del acuerdo del Mercosur con la Unión Europea, que no es otra cosa que sentenciar a Argentina a perder puestos laborales y ser un importador nato.

No existe ingenuidad alguna o explicación desde “lo artístico”, para esta serie que en nada es ingenua. Macri quiere terminar “su obra”, precarizando el trabajo, debilitando al máximo a los trabajadores y ‘redondeando’ una reforma previsional, para que los jubilados y pensionados signifiquen “nada” en el presupuesto nacional. Lo ansía por ideología y porque así se los exigen el FMI, las potencias occidentales, y los mercados de capitales.

Para ello, Suar-Clarin le entregan al público un Verón estereotipado, tal como los medios hegemónicos y las patronales presentan al sindicalismo. Un Verón con campera de cuero, con chofer de auto importado, con guardaespaldas y al que le gusta el boxeo.

Una pintura que constituye todo un desafío para los sectores medios antiperonistas. Porque las camperas de cuero solo deberían ser usadas por ellos; porque el tener un auto importado y chofer, es un anhelo de los alicaídos clasemedieros que se ilusionan con ser ricos como Macri; porque en medio de una diaria campaña de inseguridad, también el gran objetivo es llegar a tener seguridad privada. En cuanto al boxeo, más de una clasemediera se imagina siendo Susana Giménez “domesticando” a su Carlos Monzón; a la vez que más de un clasemediero se ha ilusionado con la imagen del ‘macho’ del cuadrilátero, que “domestica” a la rubia del teléfono…

Todo lo cual no debería ser propio de un sindicalista; que –para qué detallarlo-, que proviene siempre de sectores bajos, y nada tiene que ver con las clases más altas (imaginan los clasemedieros, que –pese a reconocerlo-, se acercan cada vez más a los sectores socioeconómicos más bajos).

Verón no tiene nada que ver con la defensa de los intereses de los trabajadores, que ponen en peligro las patronales y los gobiernos entregadores, neoliberales y delictivos. La serie se basa en todo ‘lo personal’ del protagonista, pretendiendo hacer creer que eso, es el sindicalismo argentino.

Inclusive en medio de una Argentina con la justicia cooptada y servil al poder macrista, se miente –nada inocentemente- presentando a un Verón enfrentado con la fiscal Raimundi (o sea: con la justicia).

Como para completar su posicionamiento ideológico, la serie muestra a la hija del protagonista que se llama Eva (no es necesario explicarlo); tiene un hijo homosexual que lo rechaza; tiene un hermano preso; la hija compra mercadería robada; y para redondear, en el despacho de Verón plantaron un busto-hemenaje (es necesario decir que corresponde a Juan D. Peron…?).
Está plenamente en claro que la idea (nada inocente) es la de llevar al televidente a asociar directamente y de manera burda al sindicalista corrupto/violento, con el peronismo…

Pero esta oportunista maniobra no es nueva; si algo tienen Suar y el grupo Clarín, es coherencia. Tanto que en el electoral presidencial del 2011 ya habían lanzado El puntero

Casi una ironía, porque Suar –en verdad-, es un auténtico puntero de la política entreguista, que se disfraza de productor y/o artista y/o empresario.