Jue. 28. Mar 2024, Santa Fe - Argentina
Editorial

LA FIESTA ENDEUDADORA DE MACRI

LA FIESTA ENDEUDADORA DE MACRI

CIUDAD DE BUENOS AIRES-ARGENTINA  (PrensaMare)  Durante 4 años (2015-2019) los economistas neoliberales aplaudieron lo hecho por Mauricio Macri. Cuando el país estalló y fue llevado al default, prefirieron mirar para otro lado.

Lo cierto es que durante esa gestión, el país afrontó un hiper-endeudamiento del stock de deuda pública (particularmente de la tomada en dólares). Ello sin hablar que recibió un país desendeudado ante el FMI, y lo dejó con un ´rojo’ de más de 54.000 millones de dólares.

Ello significó que el país se endeudó para crecer? No; todo lo contrario. Se endeudó para que los especuladores y los grandes grupos económicos se enriquecieran aún más, a costa de los argentinos (que son los que deberán afrontar el pago de dicha deuda).

En el 2015…

La deuda en moneda extranjera apenas superaba los 87.000 millones de dólares, y representaba el 36% del PIB. En tanto, tras la salida de Macri, la deuda superaba los 226.000 millones de dólares, y era el 70% del PIB.

Ello significa que Macri triplicó en valores absolutos la deuda externa; y la duplicó respecto al Producto Interno Bruto.

No fueron ‘errores’ sino una planificada política llevada adelante durante sus 4 años de administración, en que se sucedieron ministros de Economía y titulares del Banco Central. Todos con el mismo objetivo, más allá de sus diferentes e ilusionadores discursos al momento de asumir.

Para tratar de justificar lo injustificable, los defensores del macrismo sostienen que la toma de deuda fue para el pago de vencimientos heredados y cubrir el déficit fiscal proveniente del peronismo. De esa forma buscan liberarse de sus responsabilidades tratando de acusar del endeudamiento a Cristina Fernández.

Inclusive quienes re-acomodan sus opiniones, no cuestionan lo hecho por Macri, sino que lo responsabilizan de no haber sido más ajustador (para reducir el déficit fiscal). Claro que en esa sumatotia de ‘análilis’ radiales, televisivos y escritos ocultan (qué casualidad) que existe una gran correlación o relación entre gran e injustificado endeudamiento y fuga de capitales.

El caso es que con Macri todo se potenció, porque durante su gestión existió una clara política de tomar deuda en el exterior para financiar la fuga de capitales especulativos. Nada de ocultamiento o disimulo.

Para los que gustan…

De recordar hechos y sucesos es bueno citar que Macri asume a fin de 2015, tras 4 años de déficits similares y crecientes. Una situación que debía re-direccionarse (cambiarse); lo debía hacer el peronismo (si triunfaba con Daniel Scioli) o Macri.

Ello no pudo hacerse durante la gestión de Cristina porque desde los trabajadores (más allá de los cuestionamientos que se le puede hacer a la burocracia sindical), se lo hubieran impedido. Eso también lo tuvo en claro el macrismo y sus socios cuando asumieron y fueron transitando su gestión. Les resultaba imposible llevar adelante ajustazos violentos con políticas regresivas.

Fue así que Macri apeló al “gradualismo” (ajustes sucesivos y ‘pequeños’). Los economistas que no era ajustadores violentos, halagaban la política macrista aduciendo que la deuda tomada servía para cubrir los déficits (que mantenía el macrismo), mientras avanzaba en ajustes graduales.

Así, ingresaban dólares prestados con facilidad a Argentina (a través del crédito internacional) que posibilitaban tener en el mercado interno suficientes dólares (oferta de divisas), cubriendo parte del déficit externo; mostrando que existían “reservas”; y evitaban una gran devaluación.

La administración macrista ofertaba y vendía dólares, recibiendo pesos que usaba para financiar parte del déficit fiscal vigente.

De esta forma el gobierno frenaba la devalucación porque el Banco Central ofrecía dólares “baratos”. Los cuales no eran comprados por los trabajadores, sino por los especualadores. Se dolarización activos, y avanzó descontroladamente la famosa “fuga de capitales”.

Si se pudiera sintetizar este “fenómeno” y centrado solo en 2015-2019, se puede decir que el endeudamiento macrista se debió a la existencia de un capitalismo argentino que no puede competir internacionalmente (por lo que, para hacerse “competitivo” reclama ajustes y devaluaciones), y los sectores trabajadores que (etre idas y vueltas) no acepta que le ‘internacioalicen’ los salarios.

Esta forma de gobernar, sin mayores sobresaltos ni conflictos, y con el acompañamiento cómplice de los medios hegemónicos, hizo que Macri mantuviera su forma de gobierno sin cambios, convencido que marchaba “viento en popa” hacia su re-elección.

Se podría afirmar que los últimos 2 años de Cristina (2013-2015) y los 4 de Macri (2015-2019) coincidieron en que ambos mostraron el ‘voluntarismo’ como forma de gobernar y sobrellevar los problemas.

Cuando el problema comenzó a agravarse para Macri, e imposibilitado de imponer un ajustazo (que le hubiera impedido llegar en pie a su ambición re-eleccionista), el establishment mundial salió urgentemente a socorrerlo.

Ante semejante situación de irresponsabilidad de endeudamiento, los informes internos en el FMI fueron contundentes: no podía otorgársele crédito alguno. Pero Donald Trump impuso su criterio de ‘salvar’ a Macri y el organismo le otorgó (sin justificación alguna) el mayor crédito que la entidad había otorgado en su historia…

Había que salvar al amigo; y los usureros mundiales y el poder anlosajón salió a respaldar al empresario amigo, nacido en una cuna de oro gracias a un padre que supo hacer escandalosos negocios particularmente durante la dictadura (1976-1983).

Lo concreto fue que tras las elecciones Paso 2019, Macri se fue de boca, y se produjo una mega-devaluación. Semanas más tarde los votantes argentinos le dieron la espalda; y el representante de los intereses antinacionales y antipopulares se fue dejando al país en… default.

Es así que asume Alberto Fernández que a su manera, ritmo y fiel a su pensamiento trata de llevar adelante un proyecto voluntarista, que choca con la indiferencia (y rechazo) de los grupos de poder; con reclamos desde adentro de la alianza gobernante; y el rechazo de plano a los ajustes (dosificados pero constantes) que sufren los trabajadores.

Y ahora…? Bueno, la historia dirá si el peronismo asume su papel transformador, o termina por sellar su papel de fuerza domesticada a la mejor forma de la UCR, PRO, CC, ARI, PDP…