Mar. 19. Mar 2024, Santa Fe - Argentina
Editorial

LA HIPOCRESÍA PRIMERMUNDISTA

LA HIPOCRESÍA PRIMERMUNDISTA

Acaso pretenden marcar una línea moral...?

SANTA FE-ARGENTINA  (por Rodolfo O. Gianfelici)  Con el cierre del año 2018 aparecen ciertas noticias que pretenden convertirse en “la síntesis” mensajera de políticos, organizaciones y medios comunicacionales.

Desde EEUU se conoció que la poderosa e influente revista Time, eligió como Persona del Año a los periodistas cuyo trabajo los puso encarceló o los llevó a la muerte.
El galardón fue para la organización ''The Guardians and the War on Truth'' (Los Guardianes y la Guerra sobre la Verdad), que reúne a trabajadores de prensa cuyos reportes los ha puesto en problemas.
Nadie discute que existen persecuciones y muertes de hombre de prensa: Son una verdad incontratable. Lo lamentable es el uso oportunista de Time.

Porque este medio destacó en particular la tarea del periodista Jamal Khashoggi, quien fue asesinado en el interior del Consulado de Arabia Saudita en Estambul en el reciente octubre.

Comencemos por decir que nadie justifica muerte violenta alguna; lo que que le han hecho a Khashoggi ha sido un verdadero salvajismo. Lo indujeron a que fuera al consulado a finalizar un trámite; lo secuestraron; lo interrogaron; lo torturaron; y lo asesinaron. Todo en forma planificada, calculada y sin otorgarle posibilidad de defensa alguna.

Pero –reiteramos: sin que se intente justificar su muerte- Khashoggi era un espía-periodista; un excolaborador de criminal régimen saudida, del que ahora se habría alejado por disputas internas o sectoriales. Ha sido víctima de quienes eran sus amigos hasta poco tiempo atrás.

Y así como Time reivindica a los periodistas perseguidos, bueno hubiera sido que recordara que los criminales de la monarquía saudita son socios estrechísimos de EEUU. Tanto que el propio presidente Donald Trump nunca quiso acusar al que se indica como el máximo responsable del crimen de Khashoggi.

Una monarquía saudita que ha sellado una ‘sociedad’ regional con Israel y que formó una “alianza” con aliados regionales para atacar y masacrar al pueblo yemenita. Un hecho que se realiza “por delegación” de EEUU, que prefiere que algunas tareas sucias las desarrollen sus máximos aliados.

Repudiemos el crimen de Khashoggi, pero sepamos que no fue muerto por ser un peligroso ejercitador de palabras libertarias, sino por disputas palaciegas de una tiranía. Repudiemos las muertes de decenas de periodistas en todo el mundo, ocurridas en 2018.

Pero también repudiemos el genocidio que se produce en Yemen, que está tan cercano geográficamente de Arabia Saudi, responsable exclusivo del crimen de su exempleado, Khashoggi.