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Economía

CORONAVIRUS, ADULTOS Y LA CRUDA REALIDAD DE ITALIA

CORONAVIRUS, ADULTOS Y LA CRUDA REALIDAD DE ITALIA

MILANO-ITALIA  (PrensaMare)  Más de 33.000 personas murieron en Italia a causa del coronavirus desde febrero. De ellas, al menos 26.422 eran mayores de más de 70 años. Por otra, más de la mitad de éstos, murieron aislados a causa de la cuarentena, asustados, sin familiares, en las Residencias Sanitarias Asistidas (RSA) o en casas para ancianos.

Ante la gran cantidad de muertos, los servicios fúnebres no daban a basto, y así los ataúdes se acumulaban por días en las capillas cercanas. Esos muertos no solo murieron lejos de sus familiares y amigos (quienes los tenían), sino que tras el deceso, permanecían aún en una situación dolorosa, y alejada de todo lo que podría considerarse humano.

Los muertos fueron por miles en los centros para ancianos o RSA (complejos privados pero asociados al sistema sanitario público) existentes en el país.

Lo que si está en claro es que la situación ha puesto al descubierto la pésima organización que tienen las Regiones (máxima división administrartiva del país, que posee 20, y en las cuales –a su vez- se organizan las provincias, y dentro de ellas las comunas).

Las Regiones son las encargadas y responsables de organizar el sistema sanitario con fondos parcialmente asignados por el estado nacional, y de controlar la administración de las casas para ancianos (RSA). Sin embargo, poco y nada se ha hecho en este último sentido, donde los políticos y la burocracia se ‘olvidó’ de ellas. Fue así que al avanzar el caos sanitario por la pandemia, las Regiones limitaron el personal, impidiendo la internación de los ancianos graves en la guardia de los hospitales para recibir asistencia especial o entrar en terapia intensiva.

Algunos de estos centros o RSA terminaron aceptado a personas contagiadas en algunos pabellones de sus edificios para con ello permitir que hubiera espacio libre en los hospitales (para otras personas). Con lo cual instalaron el virus entre sus propios adultos allí alojados (a sabiendas).

Fue así que esos pacientes contagiados pasaron a ser atendidos por las mismas enfermeras y médicos que los demás alojados en las RSA, y así fue como el contagio avanzó sin control.

Pero si esta situación ya de por si era totalmente irresponsable, el virus logró facilidad para expandirse porque las normas de protección se tomaron de manera tardía.

Fue así que desde el propio Estado se dio paso a un ‘combo’ de alta peligrosidad que se pagó con miles demuertos. Porque Italia (al igual que Japón) es uno de los países más viejos del mundo. Tanto es así que existe un italiano de cada cuatro, con más de 65 años.

Ante esta conocida realidad, el Estado no tomó las prevenciones necesarias, ello a sabiendas que el coronavirus afectaba a los mayores de 70 años principalmente (lo que se agravaba en personas que tenían patologías preexistentes).

A partir del 22 de febrero (cuando en el norte de Italia -el 20 de febrero en Codogno-, se había descubierto el primer caso oficial de coronavirus), se adoptaron algunas medidas. Se cerraron en la Región las escuelas, guarderías, universidades, cines y teatros; se prohibieron los viajes escolares y las competencias deportivas. Pero de las RSA no se hizo nada.

Esta indiferencia en la Region de Lombardía (que posee una población de más de 1,1 millones de personas con más de 75 años; con 58.000 habitando en RSA). Recién el 5 de marzo se limita el acceso a las residencias de ancianos.

El 8 de marzo comienza la cuarentena en todo el país y se aconseja a los ancianos no salir de casa. Una ‘recomendación’ sugestiva y de difícil cumplimiento pues ello no fue acompañado de una asistencia domiciliaria a los ancianos. Cómo iban a aislarse, a cuidarse, si nadie podía realizar las tareas (fuera de casa) que necesitaban todos los días.

Inclusive se consideró ‘destacado’ (¿?) que la Región haya “sugerido” a los mayores que vivían en casas (no en RSA) a que, si tenían más de 75 años y otras patologías, no fueran a la guardia del hospital.

Lo cierto es que esos hospitales ya estaban llenos por los casos de coronavirus. No había ningún espacio en las terapias intensivas. Los médicos y anestesistas, debían elegir a quien mandar en terapia intensiva y lo hacían en favor de quienes consideraban que tenían más posibilidades de sobrevivencia. En otras palabras: se “elegía” a quién salvar…

Fue así que en Brescia, en menos de un mes (según datos del periódico La Repubblica), en los RSA murieron 1.800 personas; en los de Milano: 1.700; en los de Bergamo: 1.300. Se trata de importantes localidades de una rica Región como lo es Lombardia (la región más atacada en absoluto por el virus).

El polo geriátrico más importante de Italia es el del Pio Albergo Trivulzio, de Milano; allí se alojan 1.300 personas mayores. Durante el mes de marzo ocultó la difusión de la covid-19 entre sus pacientes. Al final se conoció que en los 4 meses, murieron allí más de 400 personas.

Italia debería realizar una profunda autocrítica, un análisis de lo ocurrido y una rectificación de sus normas de gestión y administración. Ha quedado al descubierto con el coronavirus que estos sitios donde se alojan mayores de edad y los hospicios, han ofrecido (y ofrecen) un deficitario tratamiento médico.

Un dato gravísimo porque estamos hablando de alojados que –en forma directa, por ellos mismos- no tienen representantes que defiendan sus derechos, sino que dependen de terceros que lo hagan (o directamente les den vuelta la cara).

Al comenzar la pandemia, el NAS (Comando de Carabineros para la tutela de la Salud) efectuó visitas y controles sobre 601 de estos centros de alojamientos, hallando que 107 de ellos no respetaban las normas para frenar el virus. Nada se informó sobre incumplimientos y violaciones a otras exigencias…

Fue a través del coronavirus que los familiares de las víctimas del alojamiento en el Pio Albergo Trivulzio “descubrieron” la situación en que sus familiares mayores estaban alojados. Tanto es así que ya surgió el primer comité de familiares que iniciará una acción legal contra los dirigentes de esa institución.

Es bueno aclarar que el responsable de este centro (un mega-negocio privado), es una persona ligadísima al derechista Lega Nord (Liga Norte), un partido xenófobo, racista, que rechaza el ingreso de inmigrantes argumentandos que ellos afectan la forma de vida de los italianos.

La gran pregunta es: Acaso el condenar a gente mayor de edad, indefensa a la muerte es la forma de vida italiana…?