Vie. 19. Abr 2024, Santa Fe - Argentina
Por el país

MAPUCHES: ODIO, DEMONIZACIÓN E HISTORIA

MAPUCHES: ODIO, DEMONIZACIÓN E HISTORIA

SANTA FE-ARGENTINA  (PrensaMare)  Argentina es un país que desde sus clases dirigenciales continúa su ambición europeizadora.

El poder dominante logró imponer su historia y –lógicamente- cultura. El revisionismo, pero paticularmente las preguntas ybúsquedas de cientos de miles de jóvenes en las décadas de 1960 y la siguiente lograron romper esa dominación y mentiras.

La instalación de la dictadura cívico-militar desde marzo de 1976 y la continuidad de gobiernos débiles en lo cultural y comunicacional, han sido la base para la continuidad agresiva de una cultura fascistoide como la actual.

Las clases dominantes argentinas –incapaces intelectualmente- solo apelan a la copia lisa y llana. Ahí están; en los últimos años siguen a rejatablas el lineamiento que marcan en Europa las clases dominantes que desde aquí envidian y aspiran a imitar.

Es así que el odio al semejante; el odio al inmigrante; el odio al pobre; se han constituído en políticas con claras expresiones ‘normalizadas’ desde todos los ámbitos.

Ese poder logró hacer desaparecer palabras y términos como “imperialismo”, “colonización”, “nacional y popular”, “oligarquía”, “traición”, “entrega”... No es casual; forma parte de su poder cultural, que lava cerebros a la vez que le permite engrosar sus ganancias.

Argentina todavía sigue sin hacer una autocrítica –no solo oficial- sino dentro de amplios sectores sociales, respecto a lo ocurrido con los pueblos originarios; a lo ocurrido con las dictaduras; a lo ocurrido con el apoyo y voto a Mauricio Macri (aunque este hecho -2015- sea muy cercano).

Si esa búsqueda y autocrítica se efectuara, nos encontraríamos con que es mentira que “los argentinos descendemos de los barcos”, expresión entre burlona, sarcástica y mentirosa que gustan expresar con alguna sonrisa ciertos políticos, periodistas, ‘investigadores’ y el cholulaje.

Es cierto –y nadie lo niega- que las oleadas inmigratorias desde Europa y Asia (y los esclavos traídos desde África) han sido importantes en el país; pero tanto los colonizadores como quienes llegaron a buscar un futuro mejor (o forzados), no se encontraron con tierras deshabitadas. Aquí estaban los pueblos originarios y luego los gauchos, y los argentinos.

Los pueblos originarios, perseguidos, masacrados y silenciados todavía existen; allí están. Y si a alguno le quedan dudas, allí está el Censo 2010, donde aparecen 955.032 personas que se reconocen pertenecientes o descendientes de pueblos originarios (más 149.493 se autorreconocieron como afrodescendientes).

Seguramente son muchos más, que por uno u otro motivo han preferido no reconocerse como tales (o no lo sepan fehacientemente).

Esto demuestra que es un tema sin resolverse; ocultado, invisiblizado, silenciado –es cierto-, pero presente.

Pero se trata solo de un tema ‘histórico’ (si se pudiera referirlo así)...?

No; en absoluto. Se trata de un problema histórico, social, cultural e ideológico. Si el poder dominante lo niega, es porque lo considera “tema cerrado” e inconveniente o no necesario (para sus intereses), tratarlo.

Es por ello que –justamente- se debe tratarlo; para resolverlo.

En los años de la administración de Mauricio Macri, su Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, fue la responsable de re-instalar agresivamente el odio para con los mapuches. Fue casual? No. Fue una maniobra para re-instalar un nuevo frente de odio y confrontación dentro de la sociedad.

Fue una idea propia? No. Fue una acción imitadora de lo que sucede en las potencias occidentales. Se concatenó con las recientes palabras de una funcionaria española y del mismísimo exmandatario de ese país –José M. Aznar- mostrando su convencimiento colonialista, despreciante, y excluyente.

A uno y otro lado del océano Atlántico, ante los reclamos de los pueblos originarios, hablando de “comunismo” y “terrorismo”...  

Con el actual gobierno de Alberto Fernández el tema ha sido re-instalado desde los poderes políticos y comunicacionales. Se acusa mapuches de incendios y de violencias en el sur argentino. Quienes imaginaban que este gobierno iba a avanzar atendiendo los reclamos de los pueblos originales, se han equivocado. Tanto los anteriores, como los actuales gobernantes –al parecer- desconocen el Artículo 75, inciso 17 de la Constitución Nacional que dice que atañe al Congreso "reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos".

La reforma constitucional de 1994 reconoció los derechos de los pueblos originarios. Algunos siguen sin enterarse.

Nuevamente los poderes marcan la agenda y el camino, y este gobierno trata de correr desde atrás. Es entendible que la derecha y el neoliberalismo invente un enemigo interno. Lo grave es cuando ello también es aceptado por un gobierno que –se dice- defensor de los intereses nacionales y populares.

Que el general Julio Argentino Roca siga siendo reivindicado pro determinados sectores sociales (inclusive el neoperonista amacrisado Miguel A. Pichetto), es entendible. Que los medios hegemónicos tomen tal ‘causa’ como bandera para continuar la colonización de la sociedad, es entendible. Qué otra cosa se puede esperar de Clarín, La Nación y sus empleados.

Que Bullrich haya lanzado una acción represiva con movilización de efectivos de seguridad al sur, no sorprendió. Las destrucciones de humildísimas viviendas, las agresiones a ciudadanos, e incluyendo la muerte de Santiago Maldonado (28 años), han sido sus coherencias. Y como para que no queden dudas de cómo actúa todo el poder dominante, es bueno recordar que Sergio Maldonado (hermano del fallecido), presentó un pedido de pronto despacho ante la Corte Suprema de Justicia que hace un año y medio está ‘dormido’.

Claro: qué otra cosa se puede esperar de una corte desprestigida y que constituye una auténtica vergüenza nacional, cuyo titular fue elegido por 2 votos al que sumó su autovoto...

Fue casual la muerte en noviembre de 2017 de Rafael Nahuel (22 años) cerca del lago Mascardi, a manos de personal de la Prefectura Naval Argentina (en tiempos macristas)...? No; en absoluto.

Las edades de Maldonado y Nahuel son simples coincidencias...? No; posiblemente si sean los jóvenes los que irán buscando respuestas y haciendo reclamos ante las indiferencias y destratos de muchos ‘adultos’ pertenecientes a los poderes dominantes, o ante simples condescendientes con ellos.